A un año de que Rusia invadiera Ucrania, los esfuerzos de Occidente para aislar económica y diplomáticamente al Kremlin se han visto limitados. Si bien los flujos de comercio internacional en términos agregados se han reducido entre Rusia y el bloque de países que imputó las sanciones, Moscú ha compensado las pérdidas colocando su producción en aquellos países que han mantenido una ambigüedad estratégica frente a la ofensiva rusa. Actualmente, dos terceras partes de la población mundial vive en un país que se mantiene neutral al conflicto en Ucrania o apoya a Rusia. Este hecho evidencia dos cuestiones: el potencial de mercado para las exportaciones rusas que continuarán financiando la guerra, y el papel preponderante de los aliados de Moscú para que esta estrategia sea ejecutable.
La semana pasada, Alexandr Lukashenko el presidente de Bielorrusia, uno de los aliados más importantes de Putin, realizó una visita de Estado a China con el objeto de fortalecer lazos económicos con Beijing. Desde luego, la trascendencia de la reunión va más allá de los contratos en infraestructura entre ambas naciones. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos poseen información que China podría proporcionar asistencia militar a Rusia y en caso de hacerlo, Bielorrusia sería uno de los conductos. Naturalmente estas afirmaciones y su veracidad han sido ampliamente cuestionadas. Sin embargo recordemos que se trata de los mismos servicios de inteligencia de la administración Biden que advirtieron con varios meses de antelación, a un mundo aún escéptico, sobre la ofensiva militar de Putin en Ucrania tal y como sucedió.
Tanto Bielorrusia como China han manifestado públicamente su posición neutral hacia al conflicto, pero en los hechos han facilitado indirectamente que Rusia siga solventando el costo de la guerra. Por un lado, Bielorrusia ha permitido el avance de los tanques rusos hacia Ucrania a través de su territorio. Y por otro, China se ha beneficiado del excedente de petróleo y gas ruso a precio de descuento. Es indudable que la participación de China como intermediario honesto será crucial para el devenir pacífico del conflicto, aunque en la práctica ha destacado más su cualidad de intermediario que de honesto. Una neutralidad que beneficia directa o indirectamente al agresor, más bien se denota como asociación. Es indudable que la participación de China como mediador será crucial para la resolución del conflicto y una oportunidad histórica para afianzarse como garante del orden global. Pero una proveeduría de asistencia militar hacia Rusia, no solo es contradictorio con ese objetivo, podría ser el punto de quiebre.
Por: Renata Zilli
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